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El radio de acción de los efectos asociados con la actividad volcánica depende del fenómeno volcánico: la afectación por ceniza se puede circunscribir a las zonas aledañas a los volcanes o cubrir extensiones mayores que varían de acuerdo con el volumen de ceniza expulsado y la dirección y velocidad de los vientos. La afectación por lahares, generados en los volcanes nevados, pueden recorrer muchos kilómetros por las cuencas de los ríos que descienden del volcán y causar daños a distancias lejanas. En cercanías del volcán, donde hay una superposición de todos los fenómenos volcánicos, los efectos son de alto impacto y concentrados en un área restringida a unos pocos kilómetros.
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Más de 4 millones de habitantes viven cerca de volcanes que han estado activos en los últimos decenios. |
Población y actividades económicas
La población más altamente expuesta vive en localidades cercanas a los diferentes volcanes, tanto en ciudades como en áreas rurales.
Algunos centros urbanos se encuentran en zonas de amenaza alta o media, o muy cerca de ellas, como Quito, con 1,6 millones de habitantes, junto al Guagua Pichincha; Baños, con 15 mil, junto al Tungurahua; Latacunga, con 143 mil, está en el camino de lahares del Cotopaxi en Ecuador; y Pasto, que tiene cerca de 400 mil habitantes, se levanta al pie del Galeras, en Colombia. Por los suelos fértiles normalmente asociados con los volcanes en Colombia y Ecuador, en sus inmediaciones hay población rural dedicada a las actividades agrícolas, generalmente en minifundios. En Perú, Arequipa, con 820 mil habitantes, está en la zona volcánica y podría ser afectada por caída de ceniza.
La afectación por ceniza generalmente tiene impactos directos en las zonas aledañas a los volcanes, con efectos sobre la salud, destrucción de cultivos y contaminación de agua. Las cenizas volcánicas afectan las vías respiratorias, la piel y los ojos y causan enfermedades como amigdalitis, rinitis, conjuntivitis. En Ecuador, de acuerdo con el Ministerio de Salud, las enfermedades respiratorias se incrementaron 2,6 veces, de 1 620 a 4 171 casos, a finales de 1999 por erupciones del Tungurahua con respecto a un periodo de observación similar de agosto a diciembre del año inmediatamente anterior: los casos de tuberculosis se incrementaron 2,3 veces, de 24 a 54.
Aun cuando las erupciones no sean importantes, la población puede verse afectada poco a poco por las emisiones de gases que al mezclarse con el vapor de agua en la atmósfera generan lluvias ácidas, perjudiciales para los seres humanos, los animales y la vegetación.
Infraestructura de hidrocarburos
La infraestructura de transporte de hidrocarburos también está expuesta específicamente a la amenaza volcánica: el caso que aparece como más crítico es el de Ecuador, ya que tanto el oleoducto como el poliducto, que conducen hidrocarburos desde Nueva Loja hasta Esmeraldas, pasando por Quito, pueden verse afectados en varios tramos porque ambos cruzan la zona de alta amenaza del volcán Reventador y del Guagua Pichincha, así como por la zona de lahares provenientes del Cotopaxi, que llegarían hasta Esmeraldas (Mapa 30).
Le sigue en importancia el caso de Colombia, donde algunos tramos de gasoductos y poliductos cruzan por zona de influencia del volcán del Ruiz y el Machín. En Perú y Bolivia no hay infraestructura de hidrocarburos expuesta a la acción de fenómenos volcánicos.
Infraestructura eléctrica
Las cenizas volcánicas, especialmente si están acompañadas de lluvia, generan cortocircuitos en estaciones de energía eléctrica y en las redes; adicionalmente, la lluvia ácida causa corrosión en las estructuras metálicas. Ambos factores disminuyen la vida útil de todos los componentes de infraestructura eléctrica y de comunicaciones. Los efectos son visibles, aun en volcanes sin erupciones importantes, en objetos metálicos cercanos a las fuentes de emisión.
El sistema interconectado de los países presenta exposición a la amenaza volcánica de manera local, así: las líneas de transmisión de 220 kV que van de Pasto a Tumaco en Colombia, y las que interconectan Colombia con Ecuador, cruzan la zona de amenaza del volcán Galeras (C. OSSO 2009).
La línea de 110 kV que va de Tulcán a Riobamba está en el área de influencia de los volcanes Guagua Pichincha, Cotopaxi y Tungurahua. Por la zona de amenaza del Tungurahua pasa una línea a 110 kV que lleva la energía del sistema interconectado nacional a la región amazónica del país, pasando por Puyo.
En Perú una línea de 110 kV, que interconecta Arequipa y otras poblaciones de la sierra, pasa por el área de influencia del Misti (Mapa 30).
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Infraestructura de importancia a escala subregional como vías, aeropuertos y redes de interconexión energética está altamente expuesta a fenómenos volcánicos. |
Intercambio de bienes, servicios y movilidad
Algunos tramos de la carretera Panamericana, especialmente en su paso por Pasto (Galeras) y por Quito (Guagua Pichincha), podrían verse afectados en caso de erupción volcánica, aunque su nivel de exposición es medio o bajo. Lo mismo sucedería en algunos tramos de la carretera entre Ibagué y Armenia por el volcán Machín en Colombia y en la vía Quito - Riobamba a su paso por cercanías del volcán Tungurahua (Mapa 30).
Por emanación de ceniza puede verse afectada de manera importante la navegación aérea, lo que implicaría el cierre de aeropuertos, como ya ha sucedido con el aeropuerto internacional de Quito.
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Los fértiles suelos derivados de cenizas volcánicas sustentan actividades agropecuarias de alto rendimiento en las zonas más expuestas a fenómenos amenazantes. |
Sector agropecuario
Alrededor del mundo en las zonas húmedas intertropicales las cenizas volcánicas han generado fértiles suelos que propician actividades agrícolas y pecuarias de altos rendimientos.
Las áreas agropecuarias expuestas a pérdidas por fenómenos volcánicos se concentran en Colombia y Ecuador, en cultivos como café y arroz (Volcanes Ruiz y Machín), cultivos de subsistencia y minifundios (volcanes Galeras, Guagua Pichincha, Cotopaxi y Tungurahua). En Perú las principales áreas expuestas están en la zona de influencia del Misti.
Exposición a distancia
Más que todos los fenómenos considerados en el Atlas, las erupciones volcánicas tienen la posibilidad de modificar temporalmente las condiciones de la atmósfera en todo el planeta. Los efectos pueden ser de grandes proporciones si llegase a ocurrir una erupción de gran tamaño: partículas finas de cenizas y gases limitarían la llegada de los rayos del Sol a la Tierra y los inviernos se prolongarían en los hemisferios norte y sur, generando con ello pérdidas de cosechas y ganado, hambre, mal función de las comunicaciones (aviación, telecomunicaciones) y enormes trastornos en la vida y economía modernas.
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